Sitio específico - Mercedem Folium

Sitio específico: proyecto personal surgido a partir de un residencia artística en el barrio de la Merced, Casa Talavera. (Algunos de estos resultados han sido producto de largas discusiones con los otros dos residentes; Paola Cabrera y Jorge Villanueva)

3.16.2007

Picnic

Artículo que publiqué en la revista Picnic de marzo-abril dedicada al tema de "Quimeras": La Merced; ser de la airosa repulsión.

3.05.2007

Por un arte no banal Manifiesto José Luís Brea

Los últimos incisos del texto de José Luis Brea Por un arte no banal. Conviene leer el manifiesto entero, de crítica implacable y rigor.

43. Es tarea del arte producir la cualificación intensiva de la experiencia que podría revelar negativamente la insuficiencia de la propia representación -dejando a su través intuir el reverso de un pensamiento del acontecimiento. Esta iluminación instantánea - que revela toda la insuficiencia de la cultura en cuyo marco la experiencia se otorga forma- poseería el poder de fundar el nuevo marco genérico de conciencia que sería capaz de reorganizar la experiencia.

44. Es tarea del arte contribuir a una estetización no banal de los mundos de vida. Esto es: capaz de trastornar la vida y la con-ciencia que de ella poseemos de una manera tal que, en última instancia, sirva a la emancipación del ciudadano ya la reconciliación del sujeto con su experiencia.

45. Es tarea del arte ejercer de principio activo en la dialéctica interminable de rupturas y estabilizaciones de las formas de la cultura. Su poder de visión -más allá de la capacidad de representación-, como potencial de revelación negativa, debe ponerse al servicio de un programa crítico de revolución permanente, de transformación continua e inagotable del mundo, de ]a que él mismo constituye el motor y la guía.


46. Es en última instancia tarea del arte iluminar el lugar -el espacio de la representación- desde el que podría realizarse ese trabajo de fundación de las nuevas formas de cultura que permitirían al hombre, a la humanidad, reconciliarse con su existencia. Esto significa: acertar a darse una adecuada auto representación -como precisamente aquel ser que tiene esa tarea por misión. El conocer-se y saber algo de sí; merecer ostentar con dignidad el inalcanzable pero irrenunciable rango de verdadera humanidad.

Tomado de

12.15.2006

Colectivismo e intersubjetividad

Es cierto que cada quien define la experiencia colectiva según un ángulo individual. Lo que para algunos pueden ser aportaciones individualistas encaminadas a la construcción de entidades colectivas desde lo privado con miras en el desarrollo, para otros significa segregación y ceguera ante la diferencia. ¿Qué se desea recuperar en el llamado colectivismo? Una condición que integre la experiencia de los otros. Pero esto es muy vago, porque cualquier diferencia en la comunidad implicaría un ejercicio personal de los privilegios. La tentación hacia la libre competencia. Si algunos otros me han concedido esa distinción, si es notorio para ellos que yo poseo cualidades especiales, entonces esto debe traducirse en algo que me identifique, que integre una identidad presentable para quien no se ha dado cuenta aún. Sobre todo en los términos de quien supone que merece una mirada especial, esto pesa muchísimo, porque o encuentra en el exterior la constatación de que eso que sus círculo más cercano determinó en un inicio es lo que en efecto posee, o la confusión acude a él de inmediato. Por supuesto, a la vez una moralización exacerbada que le devuelva seguridad como sujeto. ¿No está fundado ahí el odio hacia lo ajeno? No deseo lo "otro", porque es lo "otro" lo que debería desear lo que yo poseo.
Un colectivismo encaminado a eliminar esas diferencias, no podría llegar sino al fracaso, en la medida en la que fuera incapaz de lidiar con la frustración del que debe renunciar a sí mismo en el intento de integrarse. Sobre todo en comunidades que premian a los individios en los términos de una especie de heroismo que es arrastrado desde el pensamiento clásico, habrá siempre los desplazados, los no integrados, los que no son tomados en cuenta. La solución parcial que el pensamiento de la libre competencia le da a esto es "nadar en contra de la corriente", imponer ideas, hacerlas creíbles frente a los otros, para recuperar la condición de "ciudadano". El mérito escalafonario ahí está más relacionado con el hacer creer, que con el de convencer, aunque a primera vista parezcan lo mismo.
Por otro lado, recuerdo haber leído hace tiempo algunos fragmentos del libro Vivir: un juego de insumisión en el que Carmen Pino y Alfonso Arnau plantean lo complejo que puede llegar a ser el intento de restablecimiento de un modelo intersubjetivo de realidad en el que ninguna idea ajena niegue necesariamente al sujeto. Y la justificación es tan sustanciosa, pero a la vez tan compleja (los autores no niegan la deuda que tienen con E. Morin y su idea de "complejidad") que me parece casi imposible poderlo explicar en poco tiempo a gente de buenas o medianas intenciones, sí, pero con una formación basada únicamente en la idea de "competitividad".

Tres personas y un país como este

Esperaba una señal que me diera el siga. Por nada. Porque sí. Entonces, ayer que hablaba con mi amigo de toda la vida Willi Torres y con su hermano Paco de polítca nacional y esas cosas, llegó. Imagínense -dije- si tres personas no pueden llegar a acuerdos satisfactorios acerca de sus diferencias, lo que pasará con un país como éste. Pero decir un país como éste es no decir nada. ¿Qué es lo que priva en el ánimo de una comunidad para que tome "decisiones" que comprometan su avance o retroceso? ¿En verdad se puede hablar de condicionamiento masivo? ¿De comunidad? ¿Por qué un grupo determinado se parece tanto a lo que pasa afuera todos los días, a pesar de que ha sido concebido como alternativa paralela a lo que pasa en otro tipo de organizaciones?

12.12.2006

Segunda parte / la pieza real

En esta segunda parte me dedicaré a describir la descomposición grupal en el proyecto que se describe antes en la Merced. Según yo, ésta puede ser una pieza discursiva que intenta observar un proceso desde fuera, sin pretensiones científicas, pues a la vez es enteramente subjetivo en la medida en la que yo he estado involucrado. No intenta la crítica disfrazada de objetividad, sino explicar los motivos de una acotada "acción directa" que realicé sobre las condiciones y los supuestos iniciales del proyecto.

11.28.2006

11.24.2006

Nota

Nota en La Jornada:

http://www.jornada.unam.mx/2006/11/24/index.php?section=espectaculos&article=a12n2esp

Ouroboros

Yo firmo. Y eso en un proyecto de arte público puede resultar un contrasentido. Más aún cuando el proyecto es de origen colectivo. ¿Por qué firmo? Quizá porque la estructura en la que me encontré al momento de aceptar trabajar con otros compañeros a los que no conocía dentro de una institución en un proyecto de residencias, me ha obligado a marcar territorio. Sientí que debía hacerlo en la medida de los enfrentamientos de mi ego con el de los demás. E hice lo que se hace comunmente; plantee una estrategia del discurso que personalizara, que fijara normas de identificación. Es decir que no todo lo puse en el centro, pues confronté mi estilo con el de los otros.

Dice Ana Iribas Rudín en su artículo Contra el estilo:
(http://www.ucm.es/BUCM/revistas/bba/11315598/articulos/ARIS0202220183A.PDF)

El artista es propenso a creer que realmente puede existir un “estilo personal”, y no cae en la cuenta de que, por un lado, es fruto de su tiempo y las influencias del entorno (es decir, que la fuente de su obra no es su individualidad aislada), y de que, por otro, es sumamente improbable que produzca algo que sea verdaderamente distinto de lo ya existente (hay ya demasiados objetos en el mundo, producidos por demasiados “autores”). Algunos artistas creen genuinamente que es necesario, e incluso un valor positivo, tener un estilo característico (parecerse a sí mismo), y no son conscientes de que este valor viene dado por las exigencias del mercado, y no es algo intrínseco a la creación plástica.


Y luego:

Los demás toman nuestro comportamiento como un indicio, y de ahí extraen conclusiones, que proyectan de nuevo sobre nosotros, en forma de etiquetamientos y una cadena de expectativas. Con su comportamiento hacia nosotros (basado en la presunción de que somos lo que creen que somos) tienden a reforzar este prejuicio —dado que sus expectativas sobre nosotros requieren confirmación— y esperan que satisfagamos esta imagen de continuidad. Dado que nosotros nos hemos ido creyendo gran parte de lo que nos han dicho que somos y dada la naturaleza reactiva y condicionada de nuestra mente, caemos con facilidad en la trampa de ofrecerles esta continuidad. Esta trampa es mayor con respecto a las personas que nos conocen desde hace tiempo, especialmente la familia y la pareja.


¿Es posible renunciar a esto? Porque las clasificaciones que se realizan para entender un entorno y un cierto tipo de prácticas artísticas a realizar en él, puede exigir la personalización de la propuesta en tanto una comunidad de creadores no coincidan en los objetivos. Ocurre que lo colectivo amenaza con el desconocimiento de propuestas del otro en un flujo de posibilidades dentro de un contexto que coloca al artista en la disyuntiva de usar la construcción de la obra para su beneficio egocéntrico. En todo caso esto a mi no me preocupaba tanto como el hecho de que mis propuestas tendientes a trabajar directamente con la comunidad fueran desconocidas.

En el caso de esta experiencia particular se habló de propuestas personales que rara vez se colocaban en el centro, justo porque la discusión giró alrededor de la "originalidad", más que de la "utilidad" en un entorno específico. En el intento de construcción comunitaria, la personalidad aparecía de nuevo como lo que nos salvaba de extraviarnos en las ideas y propuestas del otro. Era, pues, un ensalzamiento del ego que privilegiaba las posibilidades de la personalidad, de lo mejor o, incluso, de los más bonito. Como estrategia, insisto, me encaminé a darle visibilidad a mis propuestas, que si bien tendían más a la acción directa, no abandonaban el deseo de plasticidad. La colocación del nombre en ellas obedeció a que me pareció que la firma en este caso me desubicaba de la mera búsqueda de imágenes divertidas marcando una diferencia. Sin embargo, en este contexto, apenas he sido capaz de generar una propuesta alterna que espero más adelante poder despersonalizar.

Es cierto que hay como resultado un trabajo colectivo en el que identifico las preocupaciones de cada uno de los integrantes. Al final cada quien trabajó en silencio desde su postura personal. Pienso de todas maneras que cualquier intento de reforma dentro de los límites del sistema artístico es un ouroboros que se muerde la cola.

11.23.2006

Ego trips

Dice Artaud que no hay nadie que haya jamás escrito, o pintado, esculpido o modelado, construido, inventado a no ser para salir del infierno. Y podría ser que el infierno sea entonces de naturaleza egocéntrica. No me lo imagino sino hecho con los engendros de nuestro propio ego vueltos en nuestra contra. Y lo digo acá porque el proyecto concluyó y no hubo demasiada alegría. Hay que decir que nuestra construcción barrial de tubos y junturas apenas nos divirtió a nosotros un poco y a un par de niños. La configuración de esta cosa mutante me fue llevando poco a poco a una melancolía ya conocida por mí; no se trata de estar acompañado o no, sino de la incapacidad de un contexto determinado para alimentar a todos los habitantes, los que administran una alegría momentánea y los incapacitados para ella. Será, pues, que este infiernillo tan mentado no esté hecho sino de simulación. Todos los participantes en la acción del miércoles eran artistas que colaboraban en el intento de búsqueda de sentido por medio del sinsentido. No sé si nos comunicábamos. Un poco, quizá, en la medida de la necesidad inmediata por hacer que la cosa siguiera avanzando. Más allá dudo que se compartiera una idea común incluso entre nosotros. Y los puesteros allá, ocupados en vender lápices y adornitos de navidad dentro de sus cuevas cuadradas de tubo. Por supuesto no hubo participación porque -según yo- nos faltó un acercamiento con la gente de la zona. Esa y no otra hubiera sido la pieza. Si lográbamos comunicar una idea y convencer por medio de cualquier metodo, directo o indirecto, a los habitantes del barrio, la cosa hubiera sido distinta. No iba más allá de un sentimiento de solidaridad comunicado a los que tienes cerca. Eso es lo único que recupera comunidad; la conciencia de que lo que le debes al otro te lo debes a tí mismo. Entonces muchos habrían acudido para hacer arte o construir una casa de palillos de dientes. Acá, por el contrario, lo que prevalecía era la sospecha y un poco la necesidad de cumplimiento con la institución. Velocidad para el registro; cada quien tomandolo todo porque al fin y al cabo se trataba no de la recuperación del presente (una recuperación al estilo de Paul Goodman) sino de lo que iría a pasar (lo futuro) tratado como ya pasado. Y entonces quizá por eso esa velocidad, quiero decir, esa falta de preocupación por lo que al fin y al cabo siguió siendo ajeno a nosotros: los otros. En este afán de creatividad sin límites para el me encanta, que chido presto no hay sino ganas de no quedarse, de no comprometerse. Será que ello, y no otra cosa, es para la clase de gente que nos dedicamos a esto el infierno contemporáneo.

11.21.2006

Barrio vacío

Ayer fue la primera vez que vi el barrio sin puestos ni gente. Ni un sólo toldo amarillo. Parecía ser un lugar distinto. Ninguno de los negocios ocultos por los puestos de los comerciantes pasaba desapercibido. Toda esa sensación de extranjería se hacía así más profunda, como si caminaras por las calles de un país desconocido preguntándote ¿por qué todo esto? Sin embargo, si hace un par de meses me hubiera encontrado en la misma situación, habría apresurado el paso para salir de ahí rápidamente. Ahora he adoptado algunos movimientos, tics sutiles que por lo menos me convencen a mí mismo de que de extraño he pasado a la categoría de turista excéntrico. Y eso era lo que me permitía una mirada más o menos atenta ayer. Como si el lugar hubiera cambiado en una suerte de engaño para quien supone ha comenzado a entender y entenderse en una zona particular. Nada de eso -parece decir la Zona, como en aquella película de Christoffer Boe- ninguna predeterminación tiene sentido acá.

11.19.2006

Sobre las llamadas "chaquetas mentales"

Yo aquella vez ya estaba un poco borracho, cuando José Miguel González Casanova (exmaestro al que aprecio de verdad, aunque él quizá no lo crea) me dijo que lo mío podía pasar por mera chaqueta -puñeta- mental. Y, bueno -le respondí- podría ser. Aunque no puedo compararlas con una relación sexual con otra persona, algunas chaquetas pueden llegar a ser muy placenteras. Lo dije de broma, por supuesto, en uno de esos ataques retóricos que todo el mundo procura -como las chaquetas. El caso es que aunque había ya oído la frase antes, hasta ese momento reparé en que se trataba también de una de esas estrategias rápidas para inhabilitar los embates reflexivos de alguien que intenta ganar -o recuperar- poder discursivo frente a los otros. Todo depende, también, del lugar en donde se situe el que utiliza la frase para desde ahí equilibrar su peso al lado de las acciones y las cosas que alguien más dice sobre ellas.

Pienso, sin embargo, que el límite entre acción y pensamiento no es definitivo. Que aquella frase latina res non verba (algo así como "el que hace no dice") es poco certera. Eso porque se puede hacer con unas ganas tan estériles que al final se termine no haciendo nada significativo o, también planificar discursos a la vez que se juega a la posibilidad de error en la acción. Un hacer es finalmente una consecución de resultados que además de ser concretos, representan modelos que de no estar sustentados por ideales específicos, no serían útiles ni a nivel teórico, ni a nivel práctico. Las ideas, incluso, son un hacer simbólico, una configuración imaginaria de supuestos. Se hace como se dice y se dice como se hace.

No es un algo en el espacio lo que representa una transformación del mismo, sino la idea que es capaz de operar a través de él. Por eso una acción es más la transformación de figuraciones que la realización de una cosa que puedas palpar. Incluso en el trabajo meramente utilitario, lo que está en juego no es la practicidad manifiesta, sino una serie de intercambios emblemáticos que pueden pasar desapercibidos, sí, pero que representan formas meramente ideales de realidad.

Lo que puede ponerse a discusión es si eso que se imagina sobre un hacer concreto representa o no sentido, que visto desde cierto ángulo le parezca correcto o no a quien lo contempla. Por eso lo que me parece sustancial no es si se hace o si se dice, sino la posición que ocupa quien, como todo actor que configura realidades a través del discurso activo, afecta el entorno en el que vive. Para decirlo en otras palabras bien comunes: cuáles son los ideales que representa. A quien, o a qué encarna -dado que toda cultura es una entidad dinámica de herencias creativas de distinta procedencia- por medio de su hacer-decir.

11.16.2006

Diablo Cars verdaderos

Ejercicios que realicé en el interior del mercado en un local donde rentan diablos. Para las uniones entre uno y otro usé junturas reforzadas que resultan ser más económicas que la pieza manufacturada por los herreros, y que cumplen la misma función. Los autos, aunque pesados, ruedan bien y tienen estabilidad suficiente como para tumbar un buen par de muros.



11.13.2006

Pieza articulación

Luego de muchos intentos y de revisar distintos ejemplos, llego a esta pieza. Es, quizá, la más barata, porque no se requiere la intervención de un herrero y se realiza con el mismo material usado para los puestos ambulantes.
Se logra con ella un movimiento circular casi entero. Lo que lo soluciona es la unión interior realizada con perfil tubular de 1 pulgada, que articula dos partes distintas de tubo de 1 1/4 pulgadas. En lugar de fijar el movimiento en un sólo eje, el apoyo se descentra para ubicarse en dos puntos distintos. Esa es la lógica del gozne deleuziano; la forma de lo determinable -dice- hace que el Mí mismo determinado se represente la determinación como un Otro. En pocas palabras, la locura del sujeto corresponde al tiempo fuera de sus goznes. Es como una doble desviación del Yo y del Mí mismo en el tiempo, que los refiere uno a otro, los cose uno a otro. Es el hilo del tiempo.

Este doble gozne soluciona un problema de tiempo en el espacio, presente en la naturaleza por medio de una materia blanda o cartilaginosa; ligamentos animales. En este caso no es la pieza A ni la pieza B la que recupera el sentido de movilidad de una materia rígida como el metal, sino una tercera pieza (C) que simula la flexibilidad. La locura del Yo y del Mi mismo que, según Deleuze, Kant soluciona en una modulación, en un puenteo entre el concepto y el objeto que éste representa.

Pienso que este doble gozne posibilita la movilidad de la idea -en este caso la pieza conceptual de tubos que van a todos lados y a ninguno- y las posibilidades de sostén del objeto concreto en el piso -en la tierra y, por lo tanto, en la practicidad- mediante los apoyos que le soportan.
Para Kant (...) el Yo no es un concepto, sino la representación que va pareja a todo concepto; y el Mí mismo no es un objeto, sino aquello a lo que todos los objetos se refieren como la variación continua de sus propios estados sucesivos, y la modulación infinita de sus grados en el instante. (Crítica y clínica. Gilles Deleuze)

11.11.2006

Nuevo ejercicio





Nuevo ejercicio motivado por la visita de Eloy Tarcisio, que junto a Flavio Montessoro, fue uno de los jurados que seleccionó nuestros proyectos individuales. Cuando describimos el trabajo de estos meses nos centramos en las problamáticas de grupo. Nuestras dificultades y confusiones iniciales se ponían en primer plano y el desarrollo de la pieza se dejaba de lado. Eloy escuchó con atención. Nosotros, de alguna forma, actuamos como grupo. Eso porque a pesar de que tenemos serias diferencias y puntos de vista encontrados, no dijimos lo que podíamos haber dicho de los otros. Nuestro mercado negro de los sentimientos se lava (se lavó) en casa. Eloy hizo referencia al hecho de que el trabajo artístico ha entrado en un cículo vicioso que hace que los creadores trabajen unicamente para las galerías, y que proyectos de este tipo redimensionan el quehacer de los artistas. De acuerdo del todo. Luego preguntó por la pieza. La pieza... er... la tenemos en la planta baja. Tubos, o mejor dicho; perfil tubular. Un monton de fierros amontonados. Paola, Jorge y yo los levantábamos con un poco de inquietud, imagino.

Los herreros me habían entregado la pieza múltiple y yo tenía ganas de probarla ya. Paola llevaba papel para envolver, dorado de un lado y plateado del otro, pues Flavio nos había sugerido que le agregáramos nuevos elementos. La sensación al construirla es extraña, porque no han pasado ni cinco minutos cuando ya tienes algo que no sabes bien qué es, pero que en la zona llama mucho la atención, pues se trata -como lo señalaba Eloy- de un material que se usa en todo el Centro Histórico para montar miles de puestos ambulantes todos los días. El resultado fue mejor que el de la vez pasada, pues de manera independiente cada quien aportó materiales y métodos, factor que sin hacer que renunciáramos a lo que nos motiva, aportó mejoras al resultado final de la construcción grupal.

11.07.2006

Pieza nueva

Propuesta personal de pieza para unión (manufacturada por los herreros de Cortinas de acero Rivera) que multiplica las posibilidades de transformación.

Acción colectiva

Acción colectiva en la que la figura realizada con perfil tubular fue transformándose según la intervención de los participantes. Invitamos a los niños que se acercaron para que propusieran nuevas formas. Las distintas partes se ubicaron en el espacio y lo que aparentemente era desarreglo intuitivo, se transformó en ubicación. La gente preguntaba qué es eso. No sabemos; queremos ver qué podemos hacer con las piezas. "Las piezas" son algo tan convencional, tubos y junturas usadas todos los días en la zona, que parecería gratuito. Si es cierto que para cada uno de nosotros el para qué es distinto (yo particularmente fijo mi interés en las posibilidades de cambio, en la mutabilidad de las formas desde lo poco que sé acerca de la idea de transformación del mundo sostenida por Nishido Kitaro y la Escuela de Kyoto), poseemos una mirada coincidente que piensa la utilidad de manera distinta a la de los habitantes del lugar. Son los niños los más interesados en colaborar en esa especie de juego de Lego a escala real. Los adultos nos observan de lejos. La separación es clara; nosotros jugamos. Un juego que para ellos es libre, y que sin embargo para nosotros posee un cierto número de reglas veladas. Reglas de interacción. ¿Quito o no el tubo que acaba de poner mi compañero? A esta altura en la que las amenazas mutuas han delimitado el territorio en el que nos moveremos de aquí a la finalización del proyecto, la aparente libertad con la que equilibramos o no el sistema, tiene ya una forma estructural definida que indica relaciones de poder determinadas. Por eso el espacio en el que nos movemos apenas sirve para un ejercicio de uso y de apropiación del sitio que, incluso, no todos los observadores avalan. De repente, de la nada, una botella de plástico cayó junto a nosotros. Había sido lanzada con puntería desde lejos, probablemente como señal de que nuestra ocupación tenía un límite.


11.06.2006

Grupos III

a. O quizá los grupos de artistas tengan sentido como añoranza de las comunidades verdaderas que hemos perdido. Claro; podemos estar juntos. Luego así hacer cosas. Podemos incluso decir que sentimos algo por los otros. Convencer a los demás de que nos solidarizamos con su dolor o nos regocijamos con su gusto (una cosa similar, aunque a la inversa, es negarle al otro la entrada al grupo, lo que no hace sino apuntalar su existencia; incluírlo, por lo menos en el discurso, por medio del rechazo; el problema de las fronteras). Mil y un gestos de connivencia. Sin embargo, aquella soledad entrevista en nuestros primeros años de infancia no se irá nunca. La gran duda es si eso fue así siempre o si el bien común alguna vez fue otra cosa que mera estrategia sentimentalista para adquirir comida y cobijo. Será, acaso, que Hesiodo tiene razón cuando dice en Los trabajos y los días que la amistad es mera estrategia para delimitar los territorios; tu vecino deberá ser tratado como amigo, de lo contrario no vale la pena tomarse la molestia. O no; la comunidad era eso que renunciaba al Yo incluso en el lenguaje, para nombrar un sí mismo tan sólo a través del Nosotros. El cuerpo no era límite ni era posible hablar de sujeto entre los Mayas, si no hablabas de lo colectivo.

La razón positivista sigue señalando con crudeza -y habrá que aceptar dolorosamente que no sin cierta razón- que son las clases altas las que mejor se organizan. Como es posible ahí creer en el bien por medio de algo concreto como el poder económico, no hay duda de hacia dónde deben ir todos. Por ello se trata de comunidades regladas al extremo; cualquier gesto disidente, cualquier falla en el modelo que se usa para representar status es severamente criticada. Las clases medias, en menor medida, siguen el mismo modelo sólo que menos rígidamente. Por ejemplo, entre las clases semi-ilustradas (es decir; quienes han ido a la universidad) la idea de los estudios y el nivel académico suele suplir las carencias monetarias introduciendo una escala de valores basada en el status por medio del conocimiento (o los grados que demuestran que se posee).

b. Una comunidad artística puede tender al fracaso a causa de lo permeable de sus objetivos; todo cabe como propuesta, al fin y al cabo, gracias a que la mirada está puesta en salvaguardar el Ego del creador en medio de la especulación de la obra en el mercado y de las presiones de la institución. Cualquier intervención que ponga en duda esa supuesta supremacía es rápidamente acallada. Y si se da el raro caso de que la pieza adquiera un valor totémico en el grupo, algo que más allá de la conveniencia de la ubicación en la comunidad externa a éste, se convierta en el emblema que represente a la colectividad, un otro yo externo al deseo individual y que sin embargo es aceptado por cada uno de los miembros, la Historia del Arte nos recuerda de inmediato que el tiempo se acaba: los talones del creador son pisados para que éste proponga cosas nuevas que reciclen lo que en el mercado se vuelve caduco a los dos meses.

Por eso veo valor en el trabajo colectivo de los creadores sólo en el caso de que lo que se coloque en el centro de la discusión no sea el arte, sino la recuperación de sentido. De lo contrario la simulación se reproduce colectivamente en eso que Baudrillard llama la fabricación profusa de imágenes donde no hay nada qué ver.

Piezas

La pieza estrella y la pieza para diablitos.


Auto-insecto

Modelo que armamos Paola y yo y que usa la pieza de estrella que incorpora direcciones en ángulo. Cosa simplísima y que sin embargo incrementa mucho las posibilidades.


11.05.2006

Yeah


"Política, arte contemporáneo, rumores, amarillismo, proselitismo, demagogia..."

Es decir; no había de otra.

"Identificar construcciones sociales, estructuras de poder y sus relaciones a través de formas espaciales, supone una labor de análisis, que les prácticas artísticas pueden reconducir como una forma de acción y actuación específica. Los discursos artísticos transversales se contagian de otras disciplinas para ser un activador con claras implicaciones políticas. Estos discursos de implicación pueden vehicularse a través de dos vías claras, una puede ser la de analizar, detectar, evidenciar y evocarlo a la esfera pública; en el sentido que Michel Foucault atorga al papel del intelectual: "Hacer un croquis topográfico y geológico de la batalla".

La otra vía puede ser la de implicarse de una forma activa y activista en la investigación de propuestas de cambio o estrategias que fuercen a cambios en las estructuras sociales. Esta segunda opción requiere una inmersión y una fusión en organigramas colectivos que convierten el proyecto en una militancia activa. Cualquiera de las dos vías requieren posicionarse y se puede llevar a cabo desde diferentes campos de juego, contra el sistema o desde el sistema como agente subversivo. David Harvey describe esta actividad crítica y visión alternativa: "La perspectiva de una larga revolución es necesaria. Para construir esta revolución se necesita una cierta colectivización del impulso y el deseo de cambio. Nadie lo puede hacer solo. Pero nosotros, arquitectos/urbanistas armados con recursos de la tradición utópica, podemos ser agentes subversivos, quintacolumnistas de dentro del sistema pero con un pie plantado con firmeza en un campo alternativo de la política de la insurrección"

Arte, Participación y Espacio público / Ramon Parramon

http://www.vegga.org/cat/pnDowns/user/folder/catid-6/root-6/download/74

11.01.2006

Diablo De Luxe

Realizado con pedacería por el Sr. José Luis Hernández de la Cruz.

10.30.2006

Modelos

Ejercicios realizados con el perfil tubular que usan los comerciantes para montar sus puestos. Éstos de acá son propuestas personales (dos de ellas completadas en edición digital) que tienen la intención de no ceñirse a un uso determinado, incluso que resultarían estorbosas al ser movidas por el barrio, pero que dan fe de las posibilidades de transformación, según el número de piezas que se usen. El lugar donde fijo la mirada es en las posibilidades de intercambio simbólico entre utilidad y belleza. Por ejemplo, las llantas en las partes altas de la estruructura cumplen una función de ornato. Al ser cambiada de posición, éstas regresan a su función utilitaria. Alguna vez el poeta Ricardo Yañez comentó algo acerca de esto: colocar la belleza en el pedestal de la utilidad, y la utilidad en el pedestal de la belleza







10.26.2006

Derivación

Tomando como base el auto-puesto que se construirá colectivamente, planteo una pieza individual que completaría mi trabajo en el sitio específico.

Se trata de la construcción de piezas coyunturales, pues no me es significativo centrar mi mirada en el objeto terminado, sino en las posibilidades que éste tenga para mutar en cosas diversas. Y lo que hace posible que estas construcciones sean mutantes son los nodos, las articulaciones entre tubo y tubo, entre parte y parte, entre diablito y diablito.

Pienso en la importancia que tienen las preposiciones en el lenguaje. Sin ellas el sentido no sería posible: origen, procedencia, destino, dirección, lugar, medio, punto de partida, motivo, etc. Las coyunturas, entonces, intentarán solucionar problemas espaciales y de movimiento como las preposiciones solucionan disyuntivas en la construcción de sentido (idea que parte de la reinterpretación de un texto que publiqué en la ahora extinta revista electrónica Carpanta de la extraña y furtiva escritora Susana Solari ).

Para ello converso ya con distintos herreros de la zona, que me sugieren modelos específicos y costos mínimos de producción, pues la intención es promocionar las piezas entre los vendedores del lugar mediante la repartición de instrucciones que especifiquen el método para su fabricación. Junto a estos manuales distribuiré también representaciones gráficas de posibles estructuras -que no necesariamente serán utilitarias-, y en las cuales indicaré en qué lugares de ellas he usado la pieza.

La idea es introducir modelos que puedan ser eventualmente adoptados por la comunidad (los herreros podrían sugerir nuevos usos de los diablitos, por ejemplo, con lo que la demanda de las piezas se incrementaría).

Artista como productor

17. Ni al margen del Estado ni al margen del mercado, el trabajo que realiza el productor artístico se sitúa en la órbita de cualquier otra actividad, de la actividad que sea. Es, como todo el resto del trabajo que realizan cualesquiera otros ciudadanos, una mera actividad productiva y su espacio de inscripción no es otro que el dominio público, el espacio social, definido por los actos de intercambio. Nos guste o no, en las sociedades actuales este espacio se encuentra exhaustivamente prefigurado por la actividad económico-productiva, bajo cuya administración se decide la forma reglada de todo intercambio social.
...
25. Si las nuevas sociedades pueden hoy ser definidas como sociedades del trabajo inmaterial, sociedades del conocimiento, hay que reconocer entonces que a las prácticas de producción simbólica -a las actividades orientadas a la producción, transmisión y circulación en el dominio público de los afectos y los conceptos (los deseos y los significados, los pensamientos y las pasiones)- les incumbe en ellas un papel protagonista, absoluta y seriamente prioritario. El artista como productor ya no opera en ellas como una figura simbólico-totémica, sino como un genuino participante en los intercambios sociales de producción intelectual y producción deseante.
La Société Anonyme / Redefinición de las prácticas artísticas

10.21.2006

Notas que coinciden

Notas de otro blog que hice durante el 2005 y que me pareció interesante colocar aquí:

Rectas I.- Estructuras rectilíneas en las ciudades; la mirada ahí parece no tener obstáculo. Esa noción de limpieza, de reticencia está, por supuesto, repleta de errores que no son declarados. Es el intento de la invisibilidad del mal de la que habla Baudrillard: todo está ahí conformado para no hacer notar que su lógica está repleta de baches ocultos. La normalidad es esa sencillez supuesta, mezquina, hegemónica. Todo habitante de un lugar similar está claramente formado: no sabe hablar, no sabe decir nada interesante y todo su diálogo pervive en el ensalzamiento del cliché, en la repetición automática de lo que a duras penas ha alcanzado a comprender y en el esfuerzo para aparentar inteligencia. Rectas que le sugieren al hombre-máquina los caminos que debe seguir y en los que toda sinuosidad es sospechosa. Pueden estar hablando del procedimiento para hacer una salsa o de las nuevas leyes arancelarias en Indonesia; pueden dolerse del sufrimiento ajeno e incluso del ave que degluten. Su atención está puesta en jamás declarar su propia falta y confiar en que los otros les crean, con el menor esfuerzo posible. Acostumbrados a mentir, la sugerencia de cualquier secreto develado les aterra, pues nunca saben en qué momento la acumulación de simulaciones irá a salir entera, por muy pequeña que pueda ser la verdad recién descubierta.

Rectas II.- Pienso en la curvatura que necesita una vereda para hacerte pensar que vas en línea recta, siendo que te hace caminar en círculos. Que ni la intuición sea capaz de percibir que te diriges hacia el mismo lugar del que partiste. Sin embargo, no muy larga ni cansada de recorrer. Quizá dependerá no tanto de la curvatura, como del vehículo que te conduce o el alto de las paredes que te rodean. Por ejemplo, esos nuevos vagones del metro. En ellos percibes cuándo la dirección en la que va es curva y cuándo es en recta, a causa de que la distancia entre el lugar en el que te encuentras y cualquiera de los extremos es mayor que en el de los viejos trenes conformados por vagones independientes. Es decir: depende de dónde te obligue a poner la vista quien construye las opciones de movimiento. Ahí la diferencia es simple, pues depende del tamaño de cada vagón. Pero ¿cómo hacerlo en el caso de que tu espacio sea abierto y tu mirada no tenga límites?

La vida errante.- "...de diversas maneras, ya sea presentado como valor expuesto, exotérico, o desempeñando un papel secreto, esotérico, el impulso de la vida errante es uno de los polos esenciales de toda estructura social. Es el deseo de rebelión contra la definición de funciones, contra la división del trabajo, contra una especialización exacerbada que convierte a todo el mundo en un simple engrane de esa máquina industriosa que es la sociedad. Es entonces cuando se expresa un ocio necesario, la importancia de la vacuidad y del no actuar en el andar humano."
El nomadismo. Michel Maffesoli.

El zorro.- El zorro tiene una curiosa manera de quitarse las pulgas. De una planta de algodón, toma un trozo y con él se dirige a un lago. Poco a poco se sumerge en él de atrás para adelante. Las pulgas al sentir el agua, comienzan a emigrar hacia la parte todavía seca del zorro. Cuando éste ya se ha sumergido por completo, justo cuando la punta del hocico desaparece de la superficie, el zorro suelta el algodón. Las pulgas que no han quedado en el agua, permanecen desde ese momento en su nuevo continente, a la deriva.

10.20.2006

No es coincidencia..

En París del s. XIX... "La planificación de Hausmann, tan racional como cínicamente burguesa, no deja de sucitar hoy admiración, aunque nos repugnen éticamente sus razones: 1º desplaza al proletariado urbano (que como descendiente degradado de los viejos gremios ahora sin sentido productivo, seguía habitando el casco histórico) a la periferia; 2º coloca las fábricas e industrias en el extrarradio, de modo que los obreros (los expulsados del centro) vivían literalmente a pie de obra, con lo cual se consigue aumento en la productividad (el suburbio se hace a la vez cinturón industrial y barriada obrera) y se logra a la vez habilitar el espacio central, adecentado y articulado por bulevares y avenidas, para la burguesía trinfante, segura de que no va a encontarse con la plebe (salvo en los desdichados casos de reconversión de algunos de sus miembros en delincuentes o mendigos); 3º esas mismas vías sirven para que la policía (o en casos extremos, el ejército) acuda rápidamente a la periferia para sofocar cualquier insurrección del populacho"
Felix Duque

10.17.2006

Radio Aguilita

A veces sorprende que lo más sencillo sea a la vez lo más efectivo. Los colaboradores del proyecto "Radio Aguilita" colocan un micrófono y unas bocinas en una plaza de la Merced (plaza Aguilita) e inician transmisiones temprano todos los miércoles. Hacen entrevistas e invitan a creadores para que usen la zona como espacio de presentación. Llaman también a los que pasan por ahí para que digan lo que quieran. Aparentemente la gente no hace mucho caso, pero si uno se fija bien, siempre hay escuchas ocultos entre la sombra, acurrucados en los límites del lugar. Ahí están y ahí se quedan. De vez en cuando -más a menudo de lo que uno imaginaría- se acercan creadores de la zona. Una vez, como suma extrema de la mezcla pluricultural de la Merced, llegó a pedir el micrófono una Paquita la del Barrio en versión TV, que fue el deleite de un público conformado en su mayoría por hombres y mujeres de la tercera edad que acababan de celebrar una misa en el lugar. Luego de una dosis extrema de redención, algo del pecado licencioso de la ambigüedad con cantos en contra de los hombres malpagadores.

Las fotos de acá son de un cantante que llegó con todo y música de pista, a interpretar unos corridos. Y lo hizo bien, con camisa de Gran Prix centelleando a plena luz del mediodía. Además de eso, el hombre vendía unos juguetes buenísimos que usan el aire para mantener en suspenso una pelota de unicel. Una ilusión que dura lo que el aire en los pulmones.


Ejercicios


Tierras extrañas

10.15.2006

Grupos II

Porque pasa como en las familias disfuncionales; si cada quien tiene el deseo irrefrenable de juzgar a los otros según sus aprensiones y prejuicios, difícil que se puedan salvar hasta las más mínimas dificultades. Lo arbóreo, digamos, la genealogía que cada uno carga pesa sobre los hombros más de lo que parece. Heredamos una forma de negociar, estrategias para ser aceptados y tácticas complejas para enfrentarnos a los otros, para apuntalar la identidad. Sobre todo ahora que toda enseñanza se construye sobre el pretexto reduccionista de lo ingenioso, de lo productivo, de lo creativo, lo que aparentemente nos salva, en realidad nos hunde. Probablemente porque todo aprendizaje nacido de un origen así no pueda permitir otras formas de ponerse de pié frente al mundo. Por eso, quizá, una comunidad dinámica pueda, sí, fijar un centro de interés, algo que brinde un eje al que se podrá regresar o no, para luego moverse con otro métodos o, incluso, sin método. Se trata del rizoma del que hablan Deleuze y Guattari. Todos los pedazos, los entrecruzamientos, los fragmentos pueden conducir a lugares significativos.
El fenómeno grupal en las artes, pues, tiene esas dos vertientes: o el colectivo se comporta como una estructura cerrada con reglas fijas, admoniciones y juicios de valor axiomáticos (que por supuesto sirven como, digamos, sirven las reglas en un ejército que va a la guerra o en una mafia); o por el contrario permite una liberación del movimiento, al acceder a que los significados se multipliquen para dejar atrás las clasificaciones simplificadoras que brindan una ilusión de que las cosas deben ser de una manera determinada. La diferencia radica en el viejo problema del deber ser y del ser. Y si lo que se desea en un grupo es justamente liberar espacios de interpretación, plantear la existencia de territorios simbólicos imprecisos, recuperar para la cultura situaciones que se han dejado de lado, debe plantear modos abiertos de trabajo que permitan diseminar las posibildades de la diversidad de discursos, para intentar a la vez no normalizar, normar, pues, criterios que sólo son reacciones aprendidas respecto a los distintos escenarios de poder dentro de los cuales nos educaron.

Blogs

Excelentes Blogs dedicados al arte público; recorridos, intervenciones, situacionismo, teoría crítica, etc. De Álvaro Moreno Hoffman:

10.13.2006

El perro

Breve entrevista en video al colectivo de arte público El Perro. Se dice: somos autocríticos, criticamos a la comunidad y al estado de cosas en los cuales estamos insertos.

http://www.youtube.com/watch?v=aoLNXY7DXpY

10.10.2006

Pliegues

(...) la forma es intrínseca alteración, mutabilidad o corrupción: la mesa se particulariza en la multiplicidad de mesas irreductibles al molde; la forma se deforma sin salir de sí y sólo en tal deformación alcanza su verdad, es decir, su estabilidad.
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(...) el artista que, más allá de la mera iteración de lo ya dado, apunte a recrear lo originario (...) erraría su trayectoria complaciéndose en las situaciones regulares. Erraría desde luego el escultor que en sus construcciones aceptara sin reservas la aparente unicidad del ángulo recto (...) Nos referimos a la representación de pliegues, eco de los contemplados bajo la forma perturbada en una materia dada (...)

Víctor Gómez Pin / El drama de la ciudad ideal


Diablo Car camuflaje


10.05.2006

La carne al asador

Camino por ahí y me encuentro con esto, reencontrándome con el grande-pequeño Luther Blissett. Voy a un café internet y lo pongo acá. Soy obsesivo:
"Que el mundo esté tan lleno de mierda puede ser una buena razón para sumirnos en un estado de lobotomía creativa que a la larga sería revolucionaria, pero no es esto lo que subyace a esta movilización desde el punto de vista de su oportunidad histórica. La crisis de la representación que empieza a minar ya el ámbito de lo político hace tiempo que afecta al intelectual/artista directamente en su quehacer. El pasivismo es inviable en la actual circunstancia: nadie necesita al artista comprometido, ni él está en disposición de salvar a nadie. Su insustancialidad es la del individuo frente a la cifra, física y no ideológica. Si quiere preservar espacios de existencia debe conquistar espacios de expresión y desplazar las mediaciones que lo convierten en bufón y en anécdota. Dichos espacios se hallan no en el adoctrinamiento ni en la sumisión a las masas, sino en el aporte de materiales y en el tratamiento cualificado de los mismos en la construcción de una realidad social interactiva y difusa."

Tantas propuestas

Ah. Sonidos maquinales manipulados por viejos exluditas. Autos con adornos puestos ahí intuitivamente por seres como frente al monolito de Kubrick. Danzas aéreas que nacen de la nada. Mil formas, mil colores mezclados todos; resumen de las pesadillas de los habitantes de un lugar. Y cien canciones de belleza inigualable. Cien juegos posibles junto al ahora ya tímido pollockiano azotando sus residuos corporales frente al lienzo, como esos monos hacían con bolsas de pintura en aquel episodio de Batman; la belleza de la iniciativa animal. Pronto, pronto, pronto. Di qué más. Y papeles que caen de las azoteas sin que nadie sepa quién los ha lanzado, y pedazos de realidad con los que se construirán nuevas ciudades y una acción con niños en la que se no se les pida nada con la esperanza de recuperar la inocencia que no fuimos capaces de retener. Qué más, qué más. Intercambio de cartas por los métodos menos comunes. Dejar sobres y plumas por ahí para que quien desee disculparse con el vecino, no pierda más tiempo. Embellecer la tristeza con todas las bromas que se nos ocurran. Saltar emocionados, hacer que ellos salten emocionados ocultando todos esos pensamientos que no deberían estar ahí. Refugio ciego para videntes.
- Pero, ¿para qué?...
- Ah. No lo sabemos.

10.03.2006

Propuestas

Se planteó, como ejercicio colectivo, proponer bocetos para una estructura móvil que tuviera distintas funciones. Estos fueron los míos -ideas surgidas, por supuesto, con base en conversaciones sostenidas entre los tres integrantes-. Toman como patrón los carros de carga, o diablitos, que se usan en la Merced para transportar mercancía. Pueden utilizarse como puestos ambulantes, como estructuras para juegos de tiro al blanco, como dormitorios, como tarimas para sonideros o, incluso, como galerías ambulantes. Pueden ser rodados con base en varios ángulos, por lo que las llantas están colocadas en distintas partes de la estructura. Se pretende fusionar los modelos de cada quien y llegar a una solución colectiva. Se trata de vehículos que se adaptarán a distintos usos, según las necesidades del ambiente en el que se coloquen.