Sitio específico - Mercedem Folium

Sitio específico: proyecto personal surgido a partir de un residencia artística en el barrio de la Merced, Casa Talavera. (Algunos de estos resultados han sido producto de largas discusiones con los otros dos residentes; Paola Cabrera y Jorge Villanueva)

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Nombre: César Cortés
Ubicación: Mexico

11.24.2006

Ouroboros

Yo firmo. Y eso en un proyecto de arte público puede resultar un contrasentido. Más aún cuando el proyecto es de origen colectivo. ¿Por qué firmo? Quizá porque la estructura en la que me encontré al momento de aceptar trabajar con otros compañeros a los que no conocía dentro de una institución en un proyecto de residencias, me ha obligado a marcar territorio. Sientí que debía hacerlo en la medida de los enfrentamientos de mi ego con el de los demás. E hice lo que se hace comunmente; plantee una estrategia del discurso que personalizara, que fijara normas de identificación. Es decir que no todo lo puse en el centro, pues confronté mi estilo con el de los otros.

Dice Ana Iribas Rudín en su artículo Contra el estilo:
(http://www.ucm.es/BUCM/revistas/bba/11315598/articulos/ARIS0202220183A.PDF)

El artista es propenso a creer que realmente puede existir un “estilo personal”, y no cae en la cuenta de que, por un lado, es fruto de su tiempo y las influencias del entorno (es decir, que la fuente de su obra no es su individualidad aislada), y de que, por otro, es sumamente improbable que produzca algo que sea verdaderamente distinto de lo ya existente (hay ya demasiados objetos en el mundo, producidos por demasiados “autores”). Algunos artistas creen genuinamente que es necesario, e incluso un valor positivo, tener un estilo característico (parecerse a sí mismo), y no son conscientes de que este valor viene dado por las exigencias del mercado, y no es algo intrínseco a la creación plástica.


Y luego:

Los demás toman nuestro comportamiento como un indicio, y de ahí extraen conclusiones, que proyectan de nuevo sobre nosotros, en forma de etiquetamientos y una cadena de expectativas. Con su comportamiento hacia nosotros (basado en la presunción de que somos lo que creen que somos) tienden a reforzar este prejuicio —dado que sus expectativas sobre nosotros requieren confirmación— y esperan que satisfagamos esta imagen de continuidad. Dado que nosotros nos hemos ido creyendo gran parte de lo que nos han dicho que somos y dada la naturaleza reactiva y condicionada de nuestra mente, caemos con facilidad en la trampa de ofrecerles esta continuidad. Esta trampa es mayor con respecto a las personas que nos conocen desde hace tiempo, especialmente la familia y la pareja.


¿Es posible renunciar a esto? Porque las clasificaciones que se realizan para entender un entorno y un cierto tipo de prácticas artísticas a realizar en él, puede exigir la personalización de la propuesta en tanto una comunidad de creadores no coincidan en los objetivos. Ocurre que lo colectivo amenaza con el desconocimiento de propuestas del otro en un flujo de posibilidades dentro de un contexto que coloca al artista en la disyuntiva de usar la construcción de la obra para su beneficio egocéntrico. En todo caso esto a mi no me preocupaba tanto como el hecho de que mis propuestas tendientes a trabajar directamente con la comunidad fueran desconocidas.

En el caso de esta experiencia particular se habló de propuestas personales que rara vez se colocaban en el centro, justo porque la discusión giró alrededor de la "originalidad", más que de la "utilidad" en un entorno específico. En el intento de construcción comunitaria, la personalidad aparecía de nuevo como lo que nos salvaba de extraviarnos en las ideas y propuestas del otro. Era, pues, un ensalzamiento del ego que privilegiaba las posibilidades de la personalidad, de lo mejor o, incluso, de los más bonito. Como estrategia, insisto, me encaminé a darle visibilidad a mis propuestas, que si bien tendían más a la acción directa, no abandonaban el deseo de plasticidad. La colocación del nombre en ellas obedeció a que me pareció que la firma en este caso me desubicaba de la mera búsqueda de imágenes divertidas marcando una diferencia. Sin embargo, en este contexto, apenas he sido capaz de generar una propuesta alterna que espero más adelante poder despersonalizar.

Es cierto que hay como resultado un trabajo colectivo en el que identifico las preocupaciones de cada uno de los integrantes. Al final cada quien trabajó en silencio desde su postura personal. Pienso de todas maneras que cualquier intento de reforma dentro de los límites del sistema artístico es un ouroboros que se muerde la cola.